Los más cercanos al papa Francisco, protagonistas de las escenas más emotivas en el interior de la Basílica de San Pedro

Antes de ser llevado a hombros, el ataúd del pontífice ha sido acompañado por sus secretarios personales y Massimiliano Strapetti, su enfermero personal
El equipo más personal del papa Francisco y el que le cuidó en los últimos meses ha rezado delante de su ataúd en el interior de la basílica
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Una hora después del arranque del rito de traslado del cuerpo del papa Francisco a la Basílica de San Pedro, las puertas se abrían para dar paso a todos los fieles que quieran despedirse del pontífice en estos tres días. El viernes a las 20:00 horas se cerrará su ataúd y se preparará para el multitudinario funeral del sábado, al que acudirán numerosos jefes de Estado.
Con Roma mirando a la Santa Sede, entre una marea de fieles y largas filas para despedir al papa argentino, fallecido este lunes a los 88 años, en el interior de la basílica, y pese a la solemnidad del momento, se han visto escenas emotivas. Especialmente, por parte de su equipo más personal; el que lo cuidó en los últimos meses, como informan en vídeo Noelia Tobías, Marta Bravo y Darío Menor.
El enfermero del papa y otros miembros cercanos, protagonistas en la Basílica de San Pedro
Antes de ser cargado a hombros, el ataúd del papa Francisco ha sido acompañado a su salida de la Casa de Santa Marta por sus secretarios personales y también por Massimiliano Strapetti, su enfermero personal, quien estuvo acompañando al pontífice desde que fue ingresado en el hospital el pasado 14 de febrero.
Ese grupo de ‘familiares’ tan cercanos, aunque no unidos por vínculo de sangre al pontífice, han protagonizado también escenas muy emotivas cuando han estado rezando delante de su ataúd, una vez que ha llegado a la Basílica de San Pedro. Entre ellas estaba también Sor Genoveva, una religiosa que ha estado asistiendo a Bergoglio.

El adiós al papa Francisco en el Vaticano
En el interior de la basílica, el féretro del papa Francisco ha sido dispuesto en una plataforma poco elevada, muy cerca de los restos de San Pedro, que se encuentran debajo del altar papal. Era un deseo expreso del pontífice, en lugar del tradicional catafalco, ostentoso a juicio de Berglogio, como en el que reposó Benedicto XVI sin ataúd, como era costumbre.
Su predecesor ya rompió con parte del ceremonial al prescindir del báculo y, en su lugar, aparecer con el rosario entre las manos. Fue en el 2013, en la misma Basílica de San Pedro. Miles de personas acudieron también entonces a despedirle a la iglesia vaticana.
En el velatorio de Juan Pablo II, en el 2005, el papa polaco exhibió todo el boato de la tradición papal, incluido el báculo, signo del poder de la iglesia. Un ceremonial casi idéntico con el que se despidió el breve pontificado de su antecesor, Juan Pablo I, apenas un mes en el cargo.
Más allá, si viajamos hasta la muerte de Juan XXIII, en 1963, puede comprobarse que el ritual funerario apenas ha cambiado.
Ahora, nuevamente, la Basílica de San Pedro es escenario otra vez de la historia de los pontificados.
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