Los 133 cardenales que han conformado el cónclave para elegir al sucesor del fallecido papa Francisco ya han llegado a un acuerdo. Así lo han comunicado a las 18:08 a través de la fumata blanca (que ha provocado el júbilo en la concurrida plaza de San Pedro), que indica que, por fin, han elegido al nuevo papa. Durante su hermético encierro en la Capilla Sixtina, el lugar donde han llevado a cabo la votación, el color del humo ha sido su único canal de comunicación con el pueblo, que espera con avidez a que se revele la identidad del nuevo pontífice, el papa número 267 en la historia de la Iglesia Católica.

En estos 40 minutos que median entre el momento en que sale la fumata blanca y el momento en que se escucha el 'Habemus Papam', el nuevo Papa entra en la 'habitación de las lágrimas' para vestirse y regresa a la Capilla Sixtina para celebrar una pequeña ceremonia con una oración y un pasaje del Evangelio. En ese momento, todos los cardenales demuestran su obediencia al nuevo Pontífice y después cantan el Te Deum. Además, por primera vez, el nuevo Pontífice irá a la Capilla Paulina a rezar unos minutos.

Después de la aceptación, el elegido que haya recibido ya la ordenación episcopal, es inmediatamente Obispo de la Iglesia Romana, verdadero Papa y Cabeza del Colegio Episcopal, teniendo plena y suprema potestad sobre la iglesia universal. Cumplidas las formalidades previstas en el Ordo sacrorum rituum Conclavis, los cardenales electores se acercan, en la forma establecida, a tributar su homenaje y obediencia al neo-electo Sumo Pontífice y el cónclave se da por clausurado oficialmente.

El nuevo papa se retira al solitario cuarto de las lágrimas (la sacristía de la Capilla Sixtina) para vestir por primera vez las prendas papales. De nuevo en la capilla, se realiza un pequeña ceremonia con una lectura del Evangelio que hace referencia al ministerio petrino (Mateo 16, 13-19) en el que Jesús confirma a Pedro como primer papa de la Iglesia. A continuación, se realiza un acto de obediencia por parte de los cardenales, y para finalizar, el rezo litúrgico del himno de acción de gracias Tedeum.

La principal novedad es que, mientras el cardenal protodiácono se dirige al balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar el esperado "habemus papam", éste se retira a rezar al Santísimo. Tras el rezo y la reflexión, el papa aparece también en el balcón, bendice a la población e inicia así su propio pontificado. Como se había previsto, éste ha sido un cónclave breve en el que, como en el caso de Francisco, la decisión se ha tomado en la segunda tarde de las votaciones.

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