Cómo cotizar voluntariamente para mejorar tu futura pensión si estás en paro o eres autónomo

Cotizando durante una baja por incapacidad temporal
Una oficina de empleo del SEPEEP
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MadridEn un país en el que el acceso a una pensión contributiva digna depende de los años de cotización y las bases salariales acumuladas, la posibilidad de cotizar voluntariamente se ha convertido en un recurso estratégico. Tanto quienes han perdido su empleo como los autónomos pueden suscribir fórmulas para seguir construyendo su derecho a pensión. Repasamos las opciones que existen, cómo se gestionan y qué implicaciones tienen en términos de protección social.

Cotización voluntaria: qué es y a quién va dirigida

Cotizar voluntariamente significa realizar aportaciones a la Seguridad Social sin necesidad de estar trabajando. Esta posibilidad se concreta principalmente a través del llamado Convenio Especial con la Seguridad Social, un mecanismo pensado para quienes han cesado su actividad laboral pero desean seguir acumulando derechos para la jubilación o mejorar su futura pensión. Esta opción también puede servir para completar lagunas de cotización, acceder a prestaciones por incapacidad o mejorar la pensión de viudedad futura que podría corresponder al cónyuge.

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¿Quién puede acogerse al convenio especial?

Cualquier persona que haya estado de alta en algún régimen de la Seguridad Social y haya cotizado un mínimo de 1.080 días en los últimos 12 años puede solicitarlo. Es decir, está pensado principalmente para personas en desempleo, prejubilaciones, cuidadores no profesionales, o incluso expatriados que dejan de trabajar en España pero desean mantener el vínculo con el sistema español.

La solicitud se realiza mediante el modelo TA-0040, disponible en las oficinas de la Tesorería General de la Seguridad Social o a través de su sede electrónica.

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¿Cuánto se paga y cuánto se cotiza?

El solicitante puede elegir entre distintas bases de cotización:

  • La base máxima del grupo de cotización en el que estuviera encuadrado si ha cotizado por ella al menos 24 meses dentro de los últimos 5 años.
  • La media de las bases por las que haya cotizado en los últimos 12 meses.
  • La base mínima vigente.
  • Cualquier base comprendida entre las opciones anteriores.

Una vez elegida, se aplica un coeficiente del 0,94 para calcular la cuota mensual. Por ejemplo, si eliges una base de 1.000 euros, pagarías 940 euros al año en aportaciones. La duración es indefinida mientras el solicitante mantenga el compromiso de pago.

Los autónomos: cotizar sin empleador, con matices

Para los trabajadores por cuenta propia, el sistema funciona de manera distinta. Desde 2023, los autónomos cotizan en función de sus ingresos reales, con 15 tramos establecidos. En 2025, las cuotas van desde 200 euros hasta más de 1.500 euros mensuales, dependiendo de la declaración de ingresos netos anuales.

Esta reforma permite ajustar hasta seis veces al año la base de cotización, lo que da cierta flexibilidad para adaptarse a picos o caídas de ingresos. No obstante, sigue siendo un sistema de autocotización obligatoria, con importantes diferencias frente al asalariado.

Es importante conocer que existen ciertos incentivos para quienes inician una actividad por cuenta propia. Por ejemplo, la tarifa plana permite pagar solo 80 euros al mes durante los 12 primeros meses de actividad. Además, algunas comunidades autónomas han introducido la llamada "cuota cero", que reembolsa el 100% de la cuota a nuevos autónomos. En Baleares, por ejemplo, se ha aprobado una partida de más de 15 millones de euros en 2025 para esta medida.

Por qué conviene cotizar aunque no se trabaje

Una interrupción prolongada en la cotización puede reducir de forma significativa la cuantía de la pensión futura o incluso impedir el acceso a ella. En España, para tener derecho a una pensión contributiva es necesario haber cotizado al menos 15 años, de los cuales dos deben estar comprendidos en los últimos 15 años antes de solicitar la jubilación.

Por eso, mantener activa la cotización, aunque sea en su mínima expresión, puede marcar la diferencia entre una pensión contributiva o tener que acogerse a una pensión no contributiva, mucho más baja y sujeta a requisitos de renta.

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