Las señales silenciosas que alertan de un problema de tiroides: "El principal síntoma es el cansancio"

El hipotiroidismo y el hipertiroidismo son alteraciones muy frecuentes del tiroides, una glándula que regula funciones vitales del cuerpo
Un tiroides descontrolado puede alterar desde el estado de ánimo hasta el ritmo cardíaco o el desarrollo del feto durante el embarazo, por eso es clave diagnosticar y tratar a tiempo
Cada 25 de mayo se celebra el Día Mundial del Tiroides, una glándula minúscula en forma de mariposa situada en el cuello, pero con una influencia descomunal sobre el bienestar general del organismo. "Es absolutamente vital porque regula el metabolismo de todo el cuerpo. Actúa como el marcapasos de casi todos los órganos, como la batería, haciendo que todo vaya al ritmo correcto: el corazón, el sistema digestivo, la respiración o el estado de ánimo, entre otras cosas", explica el doctor Carles Zafón, coordinador del Área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Sin embargo, a pesar de su papel clave, sigue siendo una gran desconocida para buena parte de la población. "Probablemente porque la manera en la que trabaja el tiroides es más compleja que otras glándulas. Por ejemplo, en la diabetes todo el mundo entiende que si falta insulina sube el azúcar. Con el tiroides no hay un único síntoma claro que lo delate fácilmente", señala Zafón.
Dos caras de la misma moneda: hipotiroidismo e hipertiroidismo
Las alteraciones del tiroides son muy frecuentes, aunque muchas veces invisibles. La más común es el hipotiroidismo, que ocurre cuando la glándula produce menos hormonas de las necesarias. En el extremo opuesto está el hipertiroidismo, en el que la producción hormonal se dispara.
"Se estima que alrededor del 5% de la población está en tratamiento por hipotiroidismo. El medicamento más utilizado para tratarlo, la levotiroxina, es uno de los tres más vendidos en todo el mundo", subraya el especialista. Esta disfunción se encuadra dentro de las enfermedades autoinmunes, donde el sistema inmune ataca por error a la glándula tiroides. Aunque no se conoce la causa exacta de este comportamiento, sí se ha identificado una predisposición genética.
Mientras que el hipotiroidismo se desarrolla lentamente y con síntomas muy inespecíficos como cansancio extremo, estreñimiento, caída de cabello o problemas de memoria, el hipertiroidismo es más evidente. "Produce nerviosismo, pérdida de peso, taquicardia… síntomas que hacen que la persona sepa que algo no va bien", explica Zafón.
Además, el tiroides tiene una conexión directa con el sistema nervioso central. "Regula el funcionamiento de las neuronas y, por tanto, la producción de neurotransmisores", explica el endocrino. Esto explica por qué muchas personas con hipotiroidismo experimentan tristeza, lentitud mental o incluso cuadros depresivos. En el hipertiroidismo, por el contrario, hay una aceleración del pensamiento y del estado emocional, lo que puede causar ansiedad o irritabilidad.
En el hipertiroidismo, otra de las alteraciones, en concreto a la enfermedad de Graves-Basedow, es la llamada enfermedad ocular tiroidea. En estos casos, los mismos anticuerpos que activan la glándula también afectan la musculatura de los ojos. "No todas las personas con la enfermedad tienen afectación ocular, pero hay un porcentaje importante. En la mayoría no es grave, pero en algunos casos puede derivar incluso en pérdida de visión", alerta el endocrino.
Cómo se detectan los problemas de tiroides
Hoy en día, muchas alteraciones tiroideas se detectan en fases muy iniciales, a menudo de forma casual. "A veces alguien consulta por cansancio o se detecta un colesterol más alto de lo habitual y eso lleva a pedir una analítica. Si se encuentra una TSH alterada, puede ser el primer indicio", comenta Zafón.
La TSH es la hormona estimulante del tiroides y su medición en sangre es el primer paso diagnóstico. Sin embargo, no siempre una TSH alterada implica un problema persistente. "Hay hipotiroidismos transitorios que se resuelven solos y que únicamente se detectan porque en ese momento se hizo una analítica. En otros casos, la alteración persiste y requiere tratamiento", detalla. Esta realidad ha derivado también en cierto grado de sobrediagnóstico de casos muy leves que quizá nunca desarrollen una sintomatología clara (hipotiroidismo subclínico).
El tratamiento: eficaz, pero con excepciones
El tratamiento del hipotiroidismo consiste en administrar la hormona que el cuerpo no produce. Se toma en ayunas para asegurar su correcta absorción, y en la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen. "Aun así, entre un 10 y un 15% de los pacientes no terminan de encontrarse bien, aunque sus analíticas sean correctas y la dosis esté ajustada. No sabemos aún por qué ocurre esto", reconoce el especialista.
En el caso del hipertiroidismo, el tratamiento puede implicar fármacos antitiroideos, yodo radiactivo o cirugía. Si no se trata, algo que se da en pocos casos, puede desembocar en una crisis tirotóxica, una urgencia médica potencialmente mortal con deshidratación, taquicardia severa y alteración de la conciencia.
Especial atención en el embarazo
Durante las primeras semanas del embarazo, el feto depende completamente de las hormonas tiroideas de la madre para el desarrollo de su sistema nervioso. "Es fundamental que las mujeres que están planificando un embarazo o que podrían quedarse embarazadas tengan controlado el tiroides. Una alteración no diagnosticada en esta etapa puede afectar al desarrollo neurológico del bebé", advierte Zafón.
En mujeres ya diagnosticadas, el control es más sencillo: se ajusta la dosis y se hacen análisis periódicos. El verdadero problema surge en quienes desconocen que aunque no padezcan una disfunción tiroidea durante el embarazo deben vigilarlo.
Ni culpable de todo ni causa única de obesidad
Uno de los mitos más extendidos sobre el tiroides es que es responsable directo del aumento de peso. "Es cierto que el hipotiroidismo puede causar retención de líquidos y algo de ganancia de peso, pero no se traduce necesariamente en grasa. Además, una vez tratado, ese peso se suele perder", explica el endocrinólogo. Tampoco todas las personas con sobrepeso tienen problemas de tiroides, ni viceversa.
Por otro lado, a menudo se le atribuyen al tiroides síntomas inespecíficos que podrían deberse a otras causas. "Incluso a nivel médico, hay que tener cuidado de no responsabilizar al tiroides de todo sin el respaldo de una analítica", remarca Zafón.
Retos por delante
Entre los principales desafíos en el ámbito de las enfermedades tiroideas, el doctor Zafón destaca tres: "Entender por qué hay personas que no responden al tratamiento pese a tenerlo bien ajustado, avanzar en los tratamientos para la enfermedad ocular tiroidea severa y mejorar el control del tiroides durante el embarazo".
También reclama una mayor agilidad en la aprobación de nuevos tratamientos, sobre todo en el ámbito del cáncer de tiroides. "España es uno de los países que más tarda en aprobar fármacos. Cada mes que se retrasa significa pacientes que no pueden beneficiarse de esas terapias", denuncia.
La investigación en España: cáncer y precisión diagnóstica
Actualmente, desde el área de tiroides de la SEEN se trabaja activamente en líneas de investigación centradas en el cáncer de tiroides, una patología en aumento. "Ya es el quinto cáncer más frecuente en mujeres. En España se diagnostican unos 6.000 nuevos casos cada año", detalla Zafón.
Uno de los principales objetivos es poder distinguir con mayor precisión si un nódulo tiroideo es benigno o maligno, para evitar cirugías innecesarias. "Estamos trabajando con diferentes hospitales para desarrollar técnicas que permitan afinar el diagnóstico desde el inicio", apunta.
También hay estudios en curso sobre hipotiroidismo, hipertiroidismo e incluso hipoparatiroidismo, otra alteración que puede aparecer tras cirugías del tiroides y que afecta a los niveles de calcio en el organismo.