Cómo nacieron los números de la suerte: historia del 7 y otros muy usados en las loterías

Detrás de cada cifra hay una historia, una intuición o una superstición
Algo más que cifras: son amuletos, señales, recuerdos personales o expresiones de fe
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En la historia de la humanidad, los números han sido mucho más que símbolos abstractos: han encarnado significados espirituales, culturales y supersticiosos profundamente arraigados. Esta dimensión simbólica ha sobrevivido hasta nuestros días, especialmente en el contexto de los juegos de azar. De todos ellos, las loterías concentran buena parte de las esperanzas, proyecciones y creencias de los jugadores, que rara vez eligen sus números al azar. Detrás de cada cifra hay una historia, una intuición o una superstición. Pero ¿de dónde viene esa fascinación por ciertos números como el 7, el 3 o el 13? ¿Por qué algunos se repiten una y otra vez entre los décimos más vendidos?
El número 7: místico, universal y recurrente
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Si hay un número que reina en el imaginario colectivo como portador de buena suerte, es el 7. Su significado atraviesa religiones, culturas y disciplinas. En la tradición judeocristiana, Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. El arcoíris tiene siete colores, las semanas tienen siete días, las notas musicales fundamentales son siete, y las maravillas del mundo antiguo, también.
En la Biblia el 7 simboliza la perfección y la plenitud divinas, lo que explica su carga positiva en contextos culturales de raíz cristiana. También en el islam, el número 7 tiene relevancia: los peregrinos dan siete vueltas a la Kaaba durante el Hajj.
La numerología moderna tampoco escapa a su influjo. El 7 representa introspección, sabiduría y equilibrio, y se vincula con una energía más reflexiva y espiritual. Por ello, no resulta en absoluto casual que en muchos estudios sobre loterías, el 7 aparezca sistemáticamente entre los más elegidos por los apostantes a la hora de elegir boletos y llamar a la suerte.
El 3, el 8 y el 13: la suerte tiene más caras
El número 3 es otro símbolo potente, asociado en muchas culturas con la armonía y el equilibrio. Representa la triada divina (padre, hijo y espíritu santo), el ciclo vital (nacimiento, vida y muerte) y estructuras sólidas como el triángulo. Para muchas personas, es un número que transmite orden y belleza.
El número 8, por su parte, tiene una fuerte carga simbólica en culturas asiáticas, especialmente en China, donde su pronunciación es similar a la palabra "prosperidad". En los Juegos Olímpicos de Pekín, por ejemplo, la ceremonia inaugural comenzó a las 8:08 del día 8 del mes 8 de 2008. En el ámbito de la numerología occidental, se relaciona con la ambición, el poder y la abundancia.

El 13 merece una mención aparte. Aunque en muchas tradiciones occidentales está asociado con la mala suerte, su presencia constante lo ha convertido en un fetiche para quienes apuestan a contracorriente. En España, no son pocos los que eligen terminaciones acabadas en 13 como un gesto desafiante o por pura superstición inversa. La dualidad del 13 (temido por algunos, amado por otros) lo convierte en uno de los números más cargados simbólicamente.
El origen de esta creencia está profundamente arraigado en la cultura popular. En la tradición cristiana, se vincula con la Última Cena, donde Judas —el traidor— fue el decimotercer comensal. Además, el 12 ha simbolizado históricamente la perfección (12 meses, 12 signos del zodiaco, 12 apóstoles), por lo que el 13 representa una transgresión de ese orden armonioso, generando incomodidad y superstición.
Números favoritos en las loterías: ¿hay patrones reales?
Las terminaciones más premiadas en la historia del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad en España han sido el 5, el 4 y el 6, y debido precisamente a esto también son de las más buscadas por los jugadores. El número 5 ha salido en 32 ocasiones como terminación del Gordo, lo que alimenta una percepción de favoritismo que no está respaldada por leyes estadísticas, pero sí por la persistencia cultural.
Otros datos curiosos: hay combinaciones como el 515, el 297 o el 457 que han sido premiadas en más de una ocasión, convirtiéndose en objetos de culto entre los más supersticiosos. Los cumpleaños, aniversarios y fechas de eventos históricos también forman parte del repertorio habitual de números seleccionados, aunque en realidad elegir estos números puede reducir las probabilidades de recibir un premio mayor, al ser más ‘normal’ que los elija más gente.
La psicología del azar y la necesidad de sentido
Los expertos en psicología coinciden en que, frente a la aleatoriedad del azar, los seres humanos buscan crear patrones y narrativas. Elegir "números de la suerte" no garantiza en absoluto que vayamos a ganar, pero sí proporciona una ilusión de control. Esa es una de las razones por las que tantos jugadores repiten sus combinaciones preferidas sorteo tras sorteo.
Un estudio reciente destaca que incluso personas que saben que los sorteos son puramente aleatorios tienden a confiar en sus números personales por una cuestión emocional o ritual.
Superstición, tradición y esperanza en cifras
En un mundo donde el azar es el único juez, los números elegidos por los jugadores de lotería revelan más sobre ellos que sobre las probabilidades reales de éxito. El 7, el 3, el 8 o el 13 son algo más que cifras: son amuletos, señales, recuerdos personales o expresiones de fe. Aunque las matemáticas digan que todos los números tienen las mismas posibilidades de salir, los jugadores seguirán confiando en los suyos.
Porque en la lotería, como en la vida, no siempre se juega para ganar: a veces, basta con tener una razón para seguir jugando.