Es inevitable ver las similitudes entre los casos de la acusación a los deportistas Dani Alves y el de Álvaro Aguado, del Espanyol. Además de que ambas denuncias por agresión sexual pesan sobre futbolistas, éstas suceden supuestamente en zonas sin videovigilancia de discotecas de la Ciudad Condal, pero hay un elemento diferenciador que supone una gran dificultad para la investigación de los mossos.

En el caso del futbolista brasileño, la víctima denunció una agresión sexual con penetración que se produjo en el interior de los baños de la discoteca, tras el suceso la mujer acudió a los trabajadores de la discoteca para revelar lo que había sucedido, activando así el protocolo.

Durante la investigación los mossos pudieron tomar muestras en el lugar de los hechos y revisionar las imágenes de la noche en el que se produjo la agresión sexual.

En cuanto al caso de Álvaro Aguado hay una variación. Aquel 23 de junio de 2024, los futbolistas y trabajadores del Espanyol fueron a la discoteca Opium de Barcelona a celebrar el ascenso a Primera División del equipo.

"Los tocamientos y la penetración vaginal sin consentimiento denunciados por la víctima ocurrieron, supuestamente, en una zona reservada de la discoteca, donde no hay cámaras de videovigilancia", detallan desde 'El País'.

Tras la supuesta violación la mujer, trabajadora del club, quedó en shock por lo sucedido y no denunció la situación a los responsables de la discoteca. No fue hasta meses después que denunció a los mossos la agresión sexual, impidiendo así que se tomasen muestras en el lugar de los hechos y perdiendo la oportunidad de comprobar las imágenes de las grabaciones de la fiesta ya que la discoteca había borrado todo antes de la denuncia.

La discoteca no aplicó el protocolo para estos casos, en concreto el 'Ask por Angela', porque la mujer no dijo nada aquella misma noche.

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