La vida de Villar en prisión: de coger naranjas para comerlas en la celda por la noche a su anécdota en misa

Villar destaca que una de las cosas que le sorprendió en prisión fue ir a misa: "Había más gente que en una iglesia de Madrid o Bilbao"
"No estás en tu casa, es una cárcel. Yo sé cómo olía y yo sé qué comida te dan", declara sobre su vida en prisión
El programa 'Mis días en la Cárcel' con Villar, íntegro a la carta
Ángel María Villar cuenta todos los detalles de cómo fue su vida en prisión. El protagonista de 'Los días en la cárcel' habla como nunca antes lo había hecho, confiesa qué es lo que más le sorprendió de la vida entre rejas, cuáles eran sus rutinas, algunas anécdotas y, sobre todo, desvela que le sorprendió poderosamente la cantidad de presos que iban a misa.
Uno de los asuntos que más llamó la atención a Villar en prisión es el trato que recibió por parte del resto de presos: "El daño y el sufrimiento unen a las personas". En cuanto al trato recibido, el expresidente de la Federación aclara que "fui igual que los demás, lo que pasa es que la gente quería hablar conmigo. De hecho, yo quedé con ellos en que les iba a dar una conferencia de fútbol y no me dio tiempo...".
"Estuve dos fines de semana, fui a misa, allí podías hablar más, venían las mujeres presas también. Tenías que pedir con antelación permiso para ir a misa el domingo anterior", declara Villar. Tras esto, el expresidente destaca que "en prisión he visto comulgar a muchas más personas que en una iglesia común de Madrid o Bilbao".
Otro de los aspectos que resalta es la vida social que podías hacer en el interior de la cárcel: "Podías practicar deporte, te podías apuntar a las actividades, pero tenías que designar todo con antelación". Además, cuenta abiertamente que su hijo jugaba habitualmente al fútbol con el resto de reclusos.
¿A qué huele la cárcel? ¿Qué se siente allí dentro?
La vida en prisión es mucho más dura de lo que podemos imaginar, pero lo que no se puede explicar son los sentimientos que se sienten allí dentro. La cara de Ángel María Villar lo dice todo cuando se le hace una pregunta muy directa: "¿A qué huele la cárcel?". Una cuestión que le deja sin palabras y que, al recordarlo, le hace transportarse a aquel momento: "Las cosas malas no quiero recordarlas... yo sé cómo olía la cárcel, yo sé qué comida te dan, yo sé el trato bueno que he tenido con los funcionarios. Sé todas esas cosas, si hablo es para hablar bien, no mal".
El expresidente de la federación confiesa ante las cámaras que "a mí los funcionarios me trataron muy bien y también me trataron muy bien los compañeros prisioneros, aprendí muchas cosas de ellos en esos 10 días. Algunos cuando salen todavía se acuerdan de mí”. Sin embargo, Villar quiere dejar claro una cosa: "No estás en tu casa, es una cárcel".
Las anécdotas de prisión: de llevarse naranjas a la celda al momento de darse la paz en misa
Los abogados penalistas preguntan por anécdotas vividas en la prisión de Soto del Real y Villar, concentrándose en recordar, empieza a contar algunas con una sonrisa: "La comida. Recuerdo las manzanas y las naranjas que las cogíamos para llevarlas a las celdas y a media noche comerlas".
Otra de las cosas que más le sorprendió a Villar fue ir a misa: "Fui y me di cuenta de que cuando se dice 'la paz del señor sea con vosotros', había un movimiento de presas con un movimiento de hombres. Yo pensaba mal, decía 'ya están ligando, el vis a vis...". Después, todavía riéndose, recordaba aquel momento: "Es normal, son chicos jóvenes, que veas a una chavala después de no verla en una semana... Es normal que la veas y quieras abrazarla".
Por otro lado, inisiste en que le llamó mucho la atención el número de personas que acudían a misa los domingos en prisión: "He visto allí comulgar a más gente que en una misa normal".
La relación con los presos y el compañerismo
Ángel María Villar se posiciona en contra de aquellos que dicen que la vida en prisión no es dura. El expresidente, con el tono firme, sentencia: "Decir que en una cárcel estás como en casa no es cierto. Es muy especial, hay quejas y creo que un día se come bien y otro normal, pero no como en el mejor restaurante de Madrid, por favor. Porque eso además no lo puede mantener ni el estado".
"Hay niveles de cárceles. Por ejemplo, las cárceles suizas son muchísimo mejores que las cárceles de España, por lo menos los que me lo han dicho a mí y me han hecho una referencia. Decir que en una cárcel estás como en casa no es cierto", reitera nuevamente Villar ante la mirada de Álvaro Rojo y Juan Manuel Medina.
¿De qué se habla en prisión?
Ángel María Villar explica que "en prisión se habla de todo, sobre todo de lo que no hemos cometido porque tienen pocas actividades de diversión" y luego recuerda su experiencia, como expresidente de la federación y el interés que generó entre sus compañeros de módulo: "Allí viene el presidente, le puedes hacer una pregunta, pasea contigo por un patio de 50 metros de largo por 40 de ancho, todos allí unidos y después todos vamos a comer juntos como en el colegio".
"Por esas cosas, me sentí querido y cercano. Si les podía satisfacer en alguna cosa, pues le contaba cosas", comenta sobre las historias que les contaba a los presos de su módulo.
La entrevista completa a Ángel María Villar en 'Mis días en la cárcel'

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