Esther Pinilla J. 14 JUN 2025 - 08:30h.

Este sábado 14 de junio, la princesa Leonor se embarca en la fragata Blas de Lezo, uno de los buques de guerra más modernos de la Armada española. Esta experiencia representa una inmersión real en la vida marítima que ya ha vivido en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Ahora convivirá con la tripulación, participará en simulacros, guardias, entrenamientos con munición real y actividades propias del personal militar en alta mar.

Se trata de una formación que culminará en la Academia General del Aire en San Javier, completando así el ciclo militar trianual. Un itinerario que está diseñado no solo para otorgarle un conocimiento técnico de las tres armas (Ejército de Tierra, Armada y Ejército del Aire), sino también para afianzar su legitimidad como futura reina en su rol de mando supremo.

Pero la hija de los reyes Felipe y Letizia no solo ha evolucionado en conocimientos, también físicamente. Y es que casi dos años después de que ingresara en la Academia General Militar de Zaragoza en agosto de 2023, ya ha dejado atrás la imagen de adolescente protegida por la institución para comenzar a consolidarse como la próxima imagen protagonista de la Corona española. Un cambio que desde la web de Informativos Telecinco hemos analizado de la mano de José Noblejas, experto en marca personal.

Lo que implicó físicamente el ingreso de Leonor en Zaragoza

El inicio de su formación en Zaragoza marcó un antes y un después en la vida de Leonor. Ingresó como una cadete más, con el rango de dama alférez cadete, con el compromiso de completar los tres años de formación en las Fuerzas Armadas, como hizo su padre. Y uno de los aspectos que más ha llamado la atención es la transformación física que ha acompañado este proceso.

Tal y como señala el experto, "no es solo su uniforme, su postura o su peinado: es una transformación corporal y simbólica que ha redefinido cómo la percibe la sociedad española, y también cómo se proyecta hacia el exterior". 

Lo que comenzó como una etapa formativa más dentro de la hoja de ruta monárquica, se ha convertido en una "herramienta poderosa de construcción de marca institucional". Su evolución física, estética e incluso su actitud es la "prueba más visible de esa estrategia", subraya.

De acuerdo al análisis de Noblejas, antes de entrar en el terreno militar, Leonor "ya proyectaba una imagen correcta, protocolaria y aún con cierto aire de timidez". Pero tras su paso por Zaragoza dejó ver que "su lenguaje corporal había ganado firmeza, seguridad y presencia". Cambios que se notan "en su postura más erguida, con gesto firme pero relajado", también en su físico, con una "notable tonificación, expresión más definida, rostro más afinado y mayor resistencia física", y en el porte, ya que "camina y se comporta como una persona entrenada para liderar, no solo para representar".  

Esa transformación forma parte, según el experto, de una "estrategia perfectamente planificada para mostrar a Leonor, no solo como heredera, sino como futura comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Y el físico, en ese contexto, es un lenguaje no verbal fundamental", aclara.

Pero todo ello no ha hecho que la futura reina de España pierda "cercanía". "No ha perdido el gesto amable, ni la sonrisa educada, ni la corrección que la caracteriza. Pero ahora se le suma una presencia que impone, que transmite preparación y determinación". De esta manera, el cambio de Leonor transmite "rigor, compromiso real, capacidad para afrontar responsabilidades y adaptación a entornos exigentes". Todo eso sin necesidad de discursos ni titulares polémicos. Y eso, "en términos de branding, es la máxima aspiración de cualquier marca personal institucional: comunicar sin forzar".