Desde que Marta López reveló en exclusiva sus planes de boda en 'Tardear', los preparativos parecían ir 'viento en popa'. Sin embargo, unos meses más tarde llega al plató el que fue en un principio su decorador para denunciar públicamente una supuesta deuda de más de 700 euros que todavía no ha pagado.

Al escuchar tales acusaciones, la colaboradora explota contra él protagonizando un tenso enfrentamiento en el que se ha intentado aclarar qué fue lo que verdaderamente ocurrió y si debe o no dicho dinero.

Juan Carlos entra en el plató de 'Tardear' dispuesto a saludar con dos besos, pero la colaboradora se muestra totalmente reacia: "A mi ni me toques. Siéntate allí por favor y coge distancia". Un gesto que consigue indignar al decorador: "Esta es la Marta López".

Según él, su relación laboral con la colaboradora comenzó al enterarse en este programa de que se casaba. El decorador le escribió por Instagram y ella le respondió que solo podía quedar un día con él en concreto, por lo que decide no perder la oportunidad y no coger un vuelo que tenía previamente pagado para reunirse con ella en la finca donde organizará la boda. Sin embargo no dice el nombre por el contrato de confidencialidad que le hizo firmar su wedding planner de la cual "hablaremos luego".

Un comentario que hace saltar a Marta López: "A mi me hablas a mí, que estoy yo aquí para dar la cara y a las demás personas profesionales que no son tan frikis como tú y que hacen su trabajo las dejas al margen".

Retomando el tema, Juan Carlos asegura que él había quedado con la colaboradora en que él decoraba su boda a cambio de un presupuesto. Sin embargo, ese prepuesto nunca se llegó a presentar porque la colaboradora no se decidía: "Me cambiaba las cosas de la decoración". Con lo cual él viene a reclamar un dinero "en calidad de haber perdido mi tiempo en su proyecto", traducido en más de 700 euros.

Y es que los problemas entre ellos llegaron cuando Marta López contrató a su wedding planner porque, supuestamente, le decía a Juan Carlos de hacer su trabajo gratuitamente a cambio de publicidad o que pidiese flores, por ejemplo, gratis justificando que era para la boda de la colaboradora. Al negarse, esta le comunicó que prescindían de sus servicios.

Sin embargo, la versión de la colaboradora es muy diferente. "Desde el primer momento vi que tenía unas formas un poco raras. Yo he querido ser educada con él pero el trabajo que me ofrecía era feo no, lo siguiente. Este señor me llamaba 20 veces al día y yo ya no podía más", asegura. Es más, para aportar credibilidad a que está pagando la decoración de su boda, muestra facturas a sus compañeros. "No había ningún contrato, no había ningún encargo, no había nada. Él me pasó unas fotos de copia-pega de unas cosas que yo le enseñé muy amablemente que no me gustaron. Entonces, lo siento. No contamos contigo", apunta.